De la tierra

 De la tierra nace y no se nace en un día. 

De las tierras nacimos cada día, ahora en el amanecer: cuando la tierra sabe a mucho de hierro, de rocío y de carbón húmedo. 

Mis pies la tocan y no la pisan: la tierra me invita a tocarla y a saborearla. 

Y yo: me juego la vida para conservarla. 

Porque los cantos de los pájaros me dicen que nuevos aires vienen y una mano negra de barro fresco y viejo me piden respeto. 

Y yo le doy: entre tanto humo y camiones, entre tantas prisas y ansias de vivir, entre tiempos acotados por la invención de una persona... 

Pero le doy, porque a la tierra la arropo de verdad. 

Herczeg Yael 


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