Es el ojo y ya no mis ojos...


 Pero es el ojo. Y ya no los ojos.


Ya nos son mis ojos. Ya no quiero ver más una realidad como la de hoy. 


Sin embargo, siempre hay un ojo más fuerte que aguanta más que el otro. Uno de ellos decide contemplar a la hambruna, a la impaciencia de la gente, a la injusticia, a la gente disfrazada, a la gente sumisa, a la gente feliz como lo puede ser un robot.


Todo esto, un ojo sin voz, sin brazos, sin voto alguno. 


Pero es un ojo y ya no son mis ojos.  Es un ojo el testigo. 


Fueron mis ojos testigos de la llegada de todo esto...


Herczeg Yael 

Commentaires

Articles les plus consultés