Escrito I
Los días, mi cuerpo y el año bisiesto me producen la sensación de extrañarte.
Los meses, tu mirada afilada y la distancia me susurran el olvido cercano.
El
atardecer, el viento cálido y el arranque del vuelo de una paloma me dan en la
mano un puñado de esperanza.
Pero el alba en soledad, el ruido de ahí afuera y tu cuerpo
frío arrancan de mis manos las ganas de ti.
El olor a tilo, los pétalos floreciendo sin timidez y mis ganas intactas por estrenarse, me dan ganas de verte.
La luna nueva, la tenacidad de tus palabras y los acordes sin la melodía, que sepas que saben herir y después encima, doler.
Herczeg Yael


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