A ti, que a escondidas te sigo
Que vueles alto y puedas ver más allá de los dos astros que cuelgan de tu carita, aquélla que recibió vientos furiosos y calmados.
Que tus brazos alcancen abrazar al cielo, al ver cuánto de hermoso es el mundo en el que naciste y del que partiste, quizás a otro.
Que tu fuerza por la vida siga creciendo, que aprendamos todos de tu sabiduría y que, aprendas a volver hacia nosotros, así sea como la ola a la orilla, por un instante y nada más.
A ti, Esther



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